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EL PODER DEL SENTIDO DE PERTENENCIA


El rabino Brian Zimmerman usa el principio del sentido de pertenencia de las Blue Zones para incrementar la salud y el bienestar de su comunidad.

Brian Zimmerman es el rabino de la congregación reformista Beth-El, en Fort Worth. El judaísmo reformista afirma los principios centrales del judaísmo —Dios, Torá e Israel— y al mismo tiempo reconoce la diversidad de las prácticas judías. Incluso en pleno aislamiento social, Zimmerman encontró una manera de crear un sentido de pertenencia, uniendo a las personas como parte de una familia espiritual más grande, lo cual constituye un componente clave de la longevidad para las personas que viven en comunidades Blue Zones.

Actualmente, en su quinto año como el principal líder de fe de Beth-El, el rabino Zimmerman se estaba estableciendo cómodamente, con las preocupaciones usuales que aparecen con el cuidado de un edificio antiguo y de un rebaño cada vez más móvil, cuando la COVID-19 clausuró la adoración presencial. "La decisión de cerrar no fue un reto tan grande para nosotros como para otras religiones. En el judaísmo, salvar una vida es preeminente. Reunirse en un espacio de adoración se convierte en algo secundario ante el deber de mantener a todos sanos". Pero ¿cómo mantener el sentido de comunidad en una época en que la comunidad tiene que estar separada? A través de una combinación de servicios grabados y transmitidos en vivo desde el santuario de la sinagoga y reuniones en Zoom, Beth-El ha logrado crear una comunidad virtual. "Los que quieren ver gente pueden iniciar sesión para compartir las bendiciones con la vela y el vino con los amigos", dijo. "Los que quieren el rito del servicio todavía pueden ver la sinagoga y la Torá".

El poder del sentido de pertenencia y de la comunidad para los judíos es especialmente importante para las altas fiestas de Rosh Hashaná y Yom Kipur, celebradas a principios del otoño. Incluso los que no asisten a los servicios semanales se esfuerzan por unirse a su tribu en la adoración comunitaria. Desde luego, este año trajo consigo grandes desafíos. "La gente obtiene tantas cosas al celebrar las altas fiestas", dijo el rabino Zimmerman. "Se trataba de ver cómo podíamos conectar todas las piezas de modo que pudiéramos satisfacer tantas necesidades como fuera posible". 

Algunos miembros de la congregación no querían o no podían salir de casa. Para ellos, la celebración de escuchar el shofar (cuerno de carnero) llegó gracias a unos cuantos talentosos miembros del templo dispuestos a viajar con sus shofars. Otros necesitaban ver a sus amigos, así que hubo un servicio en el lote de estacionamiento donde la gente pudo permanecer en sus respectivos vehículos y sintonizar el servicio, algo parecido a ir al autocine. Al finalizar el servicio, voluntarios con guantes entregaron hogazas redondas envueltas de a una y paletas de Steel City, un sustituto para una repartición más generosa para las personas en sus vehículos. 

El rabino Zimmerman dice que si uno reflexiona un poco, es evidente que el judaísmo ofrece a los creyentes "un manual sobre la mayoría de los principios Power 9", que incluye comer con un enfoque en plantas (más centrado en el consumo de frutas y verduras, con una ingesta limitada de carne), la Tribu Correcta (al fomentar la socialización frecuente de una comunidad con lazos estrechos) y, definitivamente, el vino a las 5 y la relajación los viernes por la noche. Las bendiciones con una copa de vino y un poco de pan ofrecen a los judíos un momento para hacer una pausa natural y ordenar sus pensamientos. "Elevar el Shabat (el día de adoración judío) incluye, de manera automática, santificar el tiempo con tu familia y tu familia extendida del templo", dijo. Si bien el Shabat no está pensado para las Blue Zones, la tradición judía ––consumir una pequeña cantidad de vino tinto, saludable para el corazón, antes de relajarse para concentrarse en la oración–– sí calza con la filosofía de las Blue Zones. En los países donde viven los centenarios de las Blue Zones, la copa diaria de vino tinto ha demostrado reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer, e incluso puede ralentizar el avance de trastornos neurológicos, mientras que la relajación ––bajar las revoluciones conscientemente para liberar tensiones–– también es un factor clave para la salud. "El vino no es un sacramento como lo es para el cristianismo", continuó el rabino Zimmerman. "En el judaísmo, el vino era una bebida sagrada que abría el camino al misterio de la creación y al Shabat".

El rabino Zimmerman viene de una familia de rabinos y educadores, pero dice que, de niño, no creía que aquella fuera una carrera para él. "Tienes esta especie de imagen de los rabinos, incluso cuando es tu papá", dijo. "Es una imagen de gente rodeada de fe y libros y estudio". Así que fue a la escuela de cine. "Incluso cuando estaba yendo de un lado a otro por Los Ángeles, los viernes y sábados todavía había momentos en que paraba lo que estuviera haciendo" para celebrar el Shabat, dijo. Una cosa es segura: el desafío de replantearse cómo congregar a una comunidad de fe ante una pandemia global ha requerido la creatividad de un escenógrafo, la visión de un director y la fe en que el espíritu de la comunidad judía vive en muchos lugares.